Elena C. Berzosa: Coordinadora de Psikevirtual, Psicóloga General Sanitaria

Como sociedad, nos hemos enfrentado en los últimos tres años a cambios radicales asociados a la vivencia de un evento no normativo en nuestra línea de vida. Este suceso ha llevado a modificaciones tanto en el pensamiento individual como en la forma de abordar diversas situaciones, no solo a nivel individual, sino también colectivo.

Quizá podríamos haber actuado de manera más efectiva como sociedad, aportando un acompañamiento más sólido a aquellos en pleno desarrollo, no solo madurativo sino también afectivo. Desde esta perspectiva, evitar hacerles sentir criminales por desarrollar conductas de contacto o necesitar acercamiento con otros para completar su proceso de individualización e independencia podría haber sido beneficioso.

Es incierto si esto habría frenado levemente la búsqueda de identidad a través de las redes como respuesta a la imperiosa necesidad de manejar la incertidumbre mediante el control que facilitan las etiquetas, especialmente aquellas que se dan de forma anónima a través de una pantalla en encuestas breves. Estas etiquetas traen consigo la llave de acceso a la pertenencia a un nuevo grupo exclusivo, divergente y etiquetado desde la no etiqueta, pero definido desde el síntoma.

No existe una sola causa que pueda explicar el aumento desorbitado de casos de suicidio en la población adolescente. Intentar acotar los factores precipitantes, predisponentes e incluso los mantenedores resulta complicado, dado que son tan variables que producen vértigo.

Desde este punto, como colectivo, quizá sea necesario dejar de buscar una razón genérica y trabajar en disgregarnos para centrar nuestra atención en la búsqueda de la función individual del acto detrás de cada menor que comete o trata de cometer el acto de quitarse la vida.

 

Fuente: El Confidencial

Sea como sea, el suicidio es uno de los problemas de salud más graves actualmente. La cifra de suicidios ha aumentado en un 10% desde el evento pandémico de la COVID-19, erigiéndose como la segunda causa de muerte, muy seguido al cáncer, en la horquilla de edad entre los 15 y los 29 años. Además, ha habido un aumento del 30% al 130% en los casos que han consumado el acto del suicidio de 2020 a 2021 entre los 10 y los 14 años.

Prevenirlo y enfocarnos en minimizar al máximo la realización de esta conducta es responsabilidad no solo de los profesionales de la salud mental, sino de todos los que conformamos los diferentes sistemas que afectan al menor.

Compartimos la responsabilidad de educar y sostener en red, como bien explicita la teoría ecológica de los sistemas de Bronfenbrenner, que explica el desarrollo individual desde los diferentes ambientes en los que se desenvuelve el menor y cómo estos influyen en su cambio y en su desarrollo tanto moral como cognitivo y relacional.

MEDIDAS PREVENTIVAS

Por ende, es necesario que todos conozcamos y tengamos a nuestro alcance herramientas y estrategias para poder enfrentarnos a situaciones de este calibre y, desde ahí, colaborar en la lucha contra una realidad tan grave como la expresada. A continuación, proporciono algunos consejos que pueden ser de utilidad en el manejo de cualquier adolescente, especialmente si está atravesando una situación emocional complicada:

1. CONÉCTATE con el estado de ánimo del menor, sirviendo de espejo emocional y permitiendo la expresión sin forzarla, generando un espacio psicológico seguro.

2. MANTÉN CONVERSACIONES aunque sean incómodas, mostrándole tu preocupación sin juzgar su estado. Mostrar preocupación desbordada puede hacer que el menor se retraiga, por lo que es importante mantener la calma y establecer una comunicación libre de juicios, facilitando su independencia en el afrontamiento y estableciéndose como base segura a la que recurrir y con la que contar.

3. ESCUCHA. Hay cosas que se comunican incluso antes sin palabras. A veces, expresar hacia fuera aquello que implosiona dentro se vuelve incapacitante y eso se ve reflejado en el estado físico de nuestros menores. Es importante tener capacidad crítica para mejorar nuestro contacto con ellos, entendiendo que, si sienten ese miedo a contar, no es porque estén haciendo algo mal, sino porque tienen pánico a que se produzca el juicio o incluso la pérdida familiar. Esto puede estar potenciando el suicidio como única salida. Analiza los comportamientos recientes y actuales en busca de señales y ofrécete, demostrando que estás allí no solo para afrontar lo que ocurre en el momento que ocurre, sino que eres capaz de deconstruir aquello que sea necesario para acompañar, sostener y amar sin juicios.

4. NUNCA DESCARTES UNA AMENAZA DE SUICIDIO ni menosprecies un intento autolítico. Responde SIEMPRE con empatía y comprensión, sin broncas ni reproches, con ayuda y amabilidad, mostrando que todos estamos contra el problema y no que existe un problema entre todos.

5. Busca ayuda de un profesional INMEDIATAMENTE. Es esencial manejar lo expresado cuanto antes y poner al menor en contacto con un profesional especializado. Informar al centro escolar para acompañarle en todas sus esferas relacionales también es crucial, creando una red de apoyo alrededor del menor que le sostenga y acompañe a encontrar soluciones alternativas.

6. Retira cualquier elemento susceptible de producir daño o sustancias letales (pastillas, alcohol, etc.). No es necesario hacerlo a escondidas del menor, pero es importante explicarle que, dado que nos importa y entendemos su dificultad para enfrentar su estado emocional, queremos cuidarle, acompañándole y que su seguridad es esencial. Ser transparente en las acciones nos ayudará a manejarnos desde la confianza.

7. Reactiva su red de APOYO SOCIAL, haciéndole sentir que está acompañado y que es valorado. Fomenta su AUTOCUIDADO, reactivando las actividades cotidianas de ocio que el menor solía realizar o acompañándole en el enfrentamiento de nuevas.

8. EXPRÉSATE. Es importante hacerlo desde los mensajes YO, generando una comunicación fluida y actuando de espejo emocional. Esencialmente, es crucial ACOMPAÑAR al menor a EXPRESARSE para reprocesar conscientemente lo que le está aconteciendo y ayudarle a gestionarlo y enfrentarlo.

Es fundamental ser conscientes del impacto de nuestro comportamiento en la conducta ajena. Desde esta perspectiva, debemos movilizarnos con amabilidad y respeto, recordando que los desacuerdos comportamentales son esenciales para la diferenciación como seres humanos y el crecimiento individual. No obstante, las semejanzas trascienden las conductas o pensamientos, especialmente en las relaciones filoparentales.

Estar presente puede ser la clave en la mayoría de las ocasiones, permitiendo dejar de aspirar a ser algo distinto y facilitando ser sostenido y acompañado hacia una visión diferente. Aunque una crisis no siempre se perciba como una oportunidad, las posibilidades de cambio persisten en toda situación de crisis. Es imperativo que seamos un soporte para aquellos que no pueden visualizar estas oportunidades, y esto adquiere una responsabilidad afectiva aún mayor, especialmente si se trata de menores.

Si te encuentras atravesando una situación emocional complicada, ya sea con o sin pensamientos suicidas, o si conoces a alguien que está experimentando esto, o simplemente tienes sospechas, no dudes en buscar ayuda. Juntos, podemos superar estos desafíos. Por eso en Grupo NB Psicología ponemos a disposición de todas las personas el teléfono gratuito de PsikeVirtual. Donde uno de nuestros psicólogos contestará para ofrecer apoyo en momentos de crisis.

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